Tener la sensación de que lo haces todo mal. Llegar a un
punto, acojonarte. No saber qué hacer y tener que decidir entre dos caminos.
Tal vez lo fácil hubiese sido seguir hacia delante sin tener nada en cuenta,
pero ya has caído muchas veces por esto. Ahora lo quieres hacer bien. Esa
persona que se ha convertido en poco tiempo en alguien súper importante para
ti. A la que hace unos meses ni te la imaginarias en tu vida. Con la que las horas se te hacen minutos. Hoy sabes que tu vida perdería mucho sentido sin
ella. Pero no lo tengo claro. Y mentiría si dijera lo contrario. No saber si sí
o si no. Pero tener la sensación de que la has cagado, aunque sabes que es algo
que tenías que hacer. Sin embargo solo sientes dolor. Dolor y desconcierto. Quizás
tal vez cosas que hasta ahora no las habías visto de repente están más claras. Quizás
solo es la espuma del momento. Aunque sabes que tú siempre creíste en los
sueños. Pero este es el mundo real. Que ya no estás en ese mundo donde vivías
rápido para no pensar. Palabras sinceras, y palabras que duelen. Sentimientos a
flor de piel. Tener la sensación de que has jodido el día a alguien que te
alegra todos y cada uno de ellos. Y no es justo. Y me jode no saber que quiero.
Pequeña de las dudas infinitas. Pero tengo claro que todo lo que he hecho ha
sido porque he querido. Porque lo he sentido. Que no quiero hacerte más daño. Dejarse
llevar. Sonaría bastante bien, si no fuera porque de tanto tropezar aprendí a
seguir un camino. Dejemos que el tiempo ponga las cosas en su lugar. Pero
siempre aprovechando cada momento. Enséñame a bailar.
Y no quiero volver a escuchar eso de que alguien se le queda
grande a alguien, porque para grande el corazón que tú tienes, que ya podría
tener más de uno y una la mitad del que tienes tú.