domingo, 22 de mayo de 2011

No lo llames inseguridad, llamalo X...

Inseguridad, falta de seguridad o falta de autoestima, llámalo como quieras…

 Tengo miedo de que en algún momento puedas pensarlo, pero no sé, no me voy a sentir aludida, hoy no. Todo lo que hago hoy en día lo hago porque quiero, porque lo deseo así, porque yo lo he elegido así. Lo puedo decir con la cabeza muy alta.
Hace un tiempo no hubiera ni hecho ni dicho esto, pero hace ya unos cuantos meses que decidí plantarle cara a la realidad, porque ahora es el momento de hacer las cosas. Porque estamos en la edad de rectificar, de caer y de volver a levantarnos y porque es el momento de decidir el futuro, o de llevarnos los palos suficientes que nos harán llegar a él.
Porque un día me enamore de ti, porque si, porque hay cosas que no quieres que sucedan, por miedo, o por inseguridad, o la seguridad de vivir al revés, pero sin embargo pasan, y cuando eso sucede en el corazón no puedes hacer nada. Sé que puede sonar cursi, pero puedo decir que solo he estado enamorada una vez, y sinceramente siendo egoísta me jode bastante. Me jode en el sentido de que prefiera la felicidad de una persona antes que la mía. Y mira que yo he sido egoísta en mi vida, según dicen es lo que tiene ser hija única, que es una cuestión que podría ser muy discutible.
Sin embargo ahora prefiero tu felicidad antes que la mía. Obviamente hasta cierto punto, porque si algo he aprendido en la vida es a quererme a mí misma. Algo que ya venía echando en falta.
Pues eso, a veces, como dice mi compañera de piso, elegiría no haberte querido nunca, porque sí, porque siendo egoísta es la mejor manera de vivir la vida sin complicaciones. Pero hace ya un tiempo que viene siendo algo de lo que me siento bastante orgullosa. Te quiero y me quieres, nunca hubiera podido pedir más. Puedes pensar que es complicarse la vida, pero sé que quiero vivirla así. Porque gracias a ti me he enfrentado a la vida como nunca antes he hecho, porque si de verdad quieres una cosa luchas por ella hasta conseguirla, aunque no tengas esperanzas ningunas, y yo en verdad en eso no me puedo quejar. Porque eres ese impulso que me anima a  levantarme, que me ayuda a luchar. Vivo feliz a tu lado.
Porque te quiero, porque son sentimientos que no puedes esconder por mucho que quieras.
Y porque si volviera a nacer haría lo posible para encontrarte. Porque por nada del mundo me perdería esos momentos vividos juntos a ti.



Yo sé cómo eres, y cuando supe que quería estar contigo, sabía que quería estar contigo en lo bueno y en lo malo, porque me gusta cómo eres, todas tus cualidades buenas o malas, al menos hasta el día de hoy si, y soy feliz con ello. Me gusta tu modo de implicarte en las cosas, me gusta como defiendes las causas y más si apoyas a un grupo minoritario y en cierto modo me gusta tu libertad.
Yo sé que no te gusta que nadie te agobie, que te gusta estar a tu bola y ser tú, que tu puedes ser cuando tú quieras, y que por supuesto no te quiero cortar las alas. y sé que con esta edad se que necesitas tu espacio y yo necesito el mío aunque a parte compartamos uno juntos.
Y te mentiría si te dijera que no me gustaría pasar todo el día contigo, y perderme por ahí sin nada ni nadie, pero también sé que eso no es lo mejor. No ahora.
Que siempre he intentado que la gente esté bien, pero llega un momento que te das cuenta que cada uno busca su felicidad, y que quieres que te diga, yo no estoy para perder el tiempo. Que la vida son 3 días y 2 cafés. Y que voy a pensar en mí. Y en ti. 
Que no te quiero agobiar, y que desde mi más sincero corazón prefiero que tú estés feliz y disfrutes esas semanas tu sólo a que yo esté ahí. Porque sé que no es lo mismo. Porque prefiero echarte de menos, pero eso siempre viene bien, aunque no deje de pensar en ti. Porque un tiempo para ti es lo mejor que puedes hacer para darte cuenta de las cosas, y para vivir, que es lo que deberíamos hacer en esta vida. Eso si, quiero que ese último sábado no te separes de mi ni un solo momento. Te quiero ese día para mí =) Porque no hay nada como las ganas que te tengo.
Quiero que estés bien, y por supuesto estar bien a tu lado y que tu lo estés. 
Por eso, pásalo bien, yo estaré aquí esperando.
Mientras que parezca un accidente y sea contigo… 
Porque TE QUIERO.

lunes, 2 de mayo de 2011

Lo que tengo yo adentro

Se moja Baeza una noche de Domingo...
Tengo el mundo más descolocado. Tengo la cabeza más perdida. Y las cosas más claras, creo.
Planeando el asalto al mundo siguen pasando los días. Y más pájaros en la cabeza, imposibles.
La palabra cordura creo que no existe desde hace tiempo, definitivamente creo que dejó de existir desde que me pierdo por los aeropuertos.
O desde que decidí que no harían falta dos vidas para convencerme. Que con una sonrisa, voy a hacer todas las locuras que me plantee la vida. Porque hay que echarle caña al vivir, que son dos días y tres cafés.
Y se esconden muchas cosas y se encierran tantas insensateces como esquinas hay.
Incluso dudamos si esta ciudad se nos ha quedado pequeña, y soñamos con escaparnos a seguir comiéndonos el mundo por ahí.
Creo que este invierno ha sido de todo, menos frío y largo.
Amigas, risas, locuras, canciones, tacones, desayunos, comidas, cenas...

Que lo que es, nunca es lo que parece. Que el vodka de cuatro euros siempre trae consecuencias. Que la vida de grupi es complicada pero tiene su encanto.
Que aqui nada nos ata, pisa la vida y arranca.
Que esto no ha hecho más que empezar.

Cremalleras

Realmente, creo que esa noche no hubo cremalleras. Siquiera recuerdo el momento en el que te desabroché el pantalón. No sé ni como de repente estabas allí, conmigo. Después de tanto tiempo sin tocarte, volvimos a sudar como aquellas noches de invierno.
No sé si con tanto desenfreno en rozarnos, realmente hicimos el amor.
Hacer el amor era otra cosa, puede que ni siquiera tuviéramos intención de ello. Buscamos una noche de calor y echamos a perder el olvido. Nos echamos de menos muchos meses, y la última noche nos recordamos de nuevo.
Me enganché a ti y dejé de pensar hasta que amaneció. Nos enredamos. Tú conmigo y yo contigo. 
Del sudor de los cuerpos vencidos, habla una canción. Ese que moja tu espalda cuando nos desgastamos sin razonar. Del amor te hablo yo a veces, porque somos cómplices que, donde hay calor, hay amor.

Y calor había en esa habitación. Eso es indudable.