viernes, 23 de diciembre de 2011

Quién duerme con niños amanece mojado,

Esa noche no hubo botones... Ni siquiera recuerdo el momento en el que te desabroché el pantalón. No sé ni como de repente estabas allí conmigo, ni siquiera en qué momento te di permiso para que entraras en mi vida.

Hacer el amor era otra cosa. Quizás ni siquiera tuviéramos la intención de ello, tan solo buscábamos una noche de calor en pleno invierno.  Como canta Quique Gonzales, del sudor de los cuerpos vencidos, ese que moja tu espalda cuando nos desgastamos sin razonar.
Pero aquellos labios que recorrían su cuerpo no eran aquellos que ella una vez deseó. Aquellos de todo lo que pudo haber sido, pero que no fue.

Dicen que donde hay calor hay amor, pero para que nos vamos a engañar, AMOR no había.  Ya ni sabe lo que es eso. Aquella habitación estaba llena de calor pero el amor se encontraba aquella noche ausente.
Que los besos con amor saben mejor. Pero no te voy a negar que no me gusten aquellos besos, vacios al fin y al cabo, pero son los que menos duelen, los que no dejan ningún recuerdo y no te crean mariposas en el estomago.  Que ayudan a pasar esas noches frías de invierno.  

Pero tu ahora no necesitas eso, tu lo que de verdad quieres es alguien QUE TE LLEVE AL BAILE. Aunque necesidad tú no tienes ninguna. Esa palabra dejó de existir en tu vocabulario.


(No olvides que quien duerme con niños amanece mojado, y yo ahora no tengo ni ganas ni tiempo de jugar)

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